ENHAMED MOHAMED
Hasta los ochos años Enhamed miraba a una piscina y se
quedaba fuera, YA QUE NO SABÍA NADAR. Enhamed era un chiquillo que jugaba en el
Parque Santa Catalina y en Las Canteras con sus amigos, como todos los de su
edad. Pero Enhamed ya era distinto, se crió en Gran Canaria mientras sus padres
vivían en el Sáhara ocupado por Marruecos. Con las presencias y las ausencias
Enhamed nunca perdió su sonrisa y siempre estuvo dispuesto a luchar por sus
sueños.
Un glaucoma le quitó la vista a Enhamed. El niño de 9 años ya no
podría correr por Las Canteras como lo hacía antes. La ciudad se convirtió en
una jungla llena de barreras. La arena del desierto saharaui
enferma los ojos de muchos niños, los padres de Enhamed creían que en Gran
Canaria podría salvarse de ese peligro. Pero el destino no siempre coincide con
los deseos, y la maldita enfermedad dejó al niño ciego. En medio de la
oscuridad alguien le dio la mano a Enhamed y lo invitó entrar
en la piscina del
Julio Navarro. La vida le cambió de repente. Enhamed se volvió pez. Ayer el pez
se subió al barco de El Correíllo y nos lo contó: “fuera del agua todo son
obstáculos, dentro puedo ser todo lo que yo quiera”. Aquí, en Atenas o en Pekín Enhamed
nos ha demostrado que siempre hay alguien dispuesto a saltar las barreras. El
pez grancanario nadó en Beijing animado por miles de personas de todos los
países. Batió dos records mundiales y trajo cuatro medallas de
oro.
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