El Panteón de Belén
Para que te des una idea
dicho panteón,después de servir como una fosa común para gente humilde,
en al menos tres periodos de su existencia, el Panteón de Belén fue el
depositario de los restos de la alta sociedad jalisciense del siglo XIX, El
cementerio se empezó a construir en 1787 como parte del proyecto integral del
Antiguo Hospital Civil.
Antes, en 1786, la Nueva España sufrió de una escasez
de alimentos, lo que provocó que apareciera el hambre y una pandemia de
enfermedades epidémicas, la más fuerte del siglo XVIII. Ahora se sabe que
fallecieron alrededor de dos mil 300 personas, aunque en aquel entonces, Fray
Antonio Alcalde hablaba de más de cinco mil.
Esta joya del siglo XIX es un muestrario de
la arquitectura funeraria de diversas épocas. Los restos de muchos personajes
que destacaron en la política, educación, ciencia, música y literatura fueron
depositados en este panteón. Destacan por su belleza los mausoleos de las
familias Cuervo y Luna Corcuera realizados por el arquitecto y pintor Jacobo
Gálvez, así como los de las familias Remus y Castaños.
Posee
una capilla coronada, de influencia egipcia, que fuera antes el mausoleo
central, donde se encontraban los restos de hombres ilustres y que
posteriormente fueron trasladados a la actual Rotonda de los Jaliscienses
Ilustres. En este espacio cultural se realizan conferencias y presentaciones
sobre diversos aspectos de la historia de nuestra ciudad.
Se
ha convertido en un espacio emblemático de la ciudad debido a que la ciudadanía
se ha apropiado del lugar a través de sus leyendas, muchas de ellas con
antecedentes reales y otras más completamente fantasiosas.
Una de ellas :
Cuenta la
leyenda que el Panteón de Belén fue testigo de un suceso donde un estudiante de
medicina perdió el juicio. Resulta que antaño, los que estudiaban el arte de
curar a las personas estaban de internos en el Hospital Civil.
Un día, un
entusiasta y valiente estudiante les apostó a sus compañeros que entraría
completamente solo al vecino panteón a las ocho de la noche, hora en que se
daba el toque de ánimas y, según decían, salían los muertos de sus sepulcros.
Para confirmar su hazaña, les dijo que entraría hasta el fondo del corredor y clavaría un clavo, para que sus incrédulos compañeros lo vieran al siguiente día. Todos estaban a la espera del primer clamor de las ocho de la noche, dado por la campana del Templo de Belén.
Al escuchar el primer campanazo, brincó la barda y entró al campo santo caminando con paso firme y seguro al fondo del corredor, cargando en sus manos un martillo y un clavo.
Cuando llegó al fondo del oscuro corredor, clavó el puntiagudo metal, pero al retirarse notó que alguien lo detenía. ¡Se le heló la sangre!, pues por más esfuerzo que hacía por correr, sentía que una tétrica mano lo tomaba fuertemente del hombro. Quiso gritar, pero no pudo; un nudo en la garganta se lo impidió. Estaba tan asustado y desesperado que se desmayó.
Sus compañeros, notando que había pasado una hora y no volvía, entraron al cementerio para ver qué había sucedido. Lo encontraron tirado en el suelo, pero sujeto a la pared con la capa clavada por el clavo. El estudiante volvió en sí, pero despertó completamente loco...
Otra de sus leyendas es:
“El árbol del vampiro”
Cuenta una de las leyendas que hubo un vampiro que se alimentaba de
sangre tapatía. Todo comenzó cuando se empezaron a reportar a la Policía
las apariciones de pequeños animales muertos en la ciudad, sin una gota
de sangre.
Después, encontraron algunos niños que habían sufrido la misma
muerte, estaban sin una gota de sangre. A raíz de ello, reinó el pánico
en las calles y por las noches ya nadie quería salir, preferían, por
precaución y temor, quedarse en sus casas, unos a rezar y otros, a
pensar en otras cosas, o hacer sus actividades cotidianas.
Hubo unas personas, quienes, cansadas de esta situación, se armaron
de valor para acabar con la amenaza nocturna. Para ese entonces ya se
había descartado que fuera algún animal o asesino en serie el autor de
los hechos y la mayoría de la gente creía que se trataba de un
“vampiro”.
Se pensaba de una familia de rumanos que había llegado a la ciudad a
vivir y tenían vicios muy raros, ya que no salían nunca de día, sólo de
noche. Tenían muchos animales domésticos, los cuales poco a poco los
iban matando, pero no vendían ni usaban su carne.
Un día, descubrieron que un integrante de esta familia era el autor
de las matanzas, le siguieron la pista, lo emboscaron y lo mataron; al
mismo tiempo, le pusieron una estaca de madera en el corazón con el fin
de que no sobreviva.
Al día siguiente, la comunidad lo sepultó en dicho y
pusieron lapidas grandes sobre el cuerpo, con la esperanza de que no
saliera de su tumba por la noche.
Después de muchos meses, las lápidas fueron quebrantadas. Y un árbol salió de la tumba del “vampiro”. Ese árbol todavía existe en el panteón y se cree que nació de la estaca que fue clavada en el corazón del hematófago.
Después de muchos meses, las lápidas fueron quebrantadas. Y un árbol salió de la tumba del “vampiro”. Ese árbol todavía existe en el panteón y se cree que nació de la estaca que fue clavada en el corazón del hematófago.
Se afirma (aunque no se pudo comprobar y además es poco probable),
que cuando la gente cortaba pequeños pedazos del árbol éste sangraba y
que el líquido provenía de las víctimas del vampiro.
Desde ese entonces y hasta la fecha, se afirma que por las noches se
pueden ver las caras de las víctimas plasmadas en el árbol, el cual, en
apariencia es extraño porque está “encantado”.
Segùn la gente cuenta que deben mantenerse vivo el árbol, porque, cuando muera,
el vampiro regresara. Actualmente, el “árbol del vampiro” es protegido
con un cancel porque mucha gente acostumbraba a trozar o romper el
tronco, para ver si manaba sangre y por ende el árbol se estaba secando.
¡Sí! esta es una de tantas leyendas que
guarda este panteón de Belén.
Para este tiempo, es bueno contar con información de nuestras regiones, con el conocimiento de nuestras comunidades nos da la pauta para acercar a nuestros alumnos a conocer algunas leyendas y tradiciones.
ResponderEliminarLas leyendas son relatos hablados que se conservan en las tradiciones orales de los pueblos, generalmente sabemos de ellas por nuestros antepasados, tener conocimiento de las leyendas, mitos y poderlas transmitir en preservar la historia para que permanezca viva en los estudiantes.
ResponderEliminarSaludos Ahziri!!
Que seria si las leyendas no existieran!! dan ese toque de misterio que envuelve algún lugar en especial, que al ser contadas nos causan miedo, sorpresa y que por tal motivo se quedan arraigadas en las comunidades para después volver a ser contadas a las siguientes generaciones.
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