una de las tantas leyendas que existen en zacapu...
EL BAUTIZO DE LA ALBERCA DE LOS ESPINOS.
No muy retirado de
la ciudad de Zacapu existe en medio de un cerro, un hermoso laguito, "ojo
de mar" por el verde intenso de sus aguas, al que aquí se conoce como
"La Alberca" de los Espinos, por el rancho que se asienta a sus pies
y que así se llama.
Tan raro como
bello paraje no podía escapar a la fantasía de los habitantes de los pueblos de
la región, que en su mente forjaron la narración que ahora paso a contarles.
Eran los días en
que los franciscanos, recién venidos a estas tierras, se esforzaban en enseñar
la doctrina cristiana a los naturales. Muchos siguiendo el ejemplo de sus jefes
se iban dejando bautizar, pero aún había otros muchos que se negaban a aceptar
otro dios y otras creencias.
El cerro de los
Espinos y el laguito que encerraba en su seno, eran un sitio consagrado a su
deidad del agua "Tirípeme". Era allí adonde las mujeres subían, para
luego bajar, ya que siendo un volcán la esmeralda líquida ocupaba el fondo del
cráter, para dedicarse a lavar y bañarse, pues nuestros indígenas eran aficionados
al aseo corporal mediante el baño, costumbre que no tenían muy arraigada los
conquistadores.
Y, claro, comenzó
por esos días el demonio a mostrar su enojo, porque los frailes le estaban
ganando aquellas almas nobles y buenas de los naturales. Y cuando las mujeres
bajaban para acercarse a la redonda orilla a lavar o bañarse, agitaba con tal
fuerza el agua, haciendo un terrible remolino, que el líquido abandonaba sus
márgenes, levantando grandísimas olas que golpeaban aquellas circundantes
paredes del interior del cono. Las mujeres aterradas trataban de correr hacia
lo alto.
Quienes lograban
escalar la empinada cuesta, cuando volteaban la cara para ver que pasaba, su
sorpresa era mayúscula, pues veían en medio de aquel lago, la cabeza del
diablo, con grandes cuernos como de toro, y con una feroz sonrisa que se
desataba en carcajadas que atronaban aquel espacio quieto y silencioso de otros
tiempos, y ahora con horribles truenos.
La fuerza del agua
que movía aquel diabólico remolino, era tal que llegó a alcanzar a algunas
mujeres, quienes perecieron ahogadas.
Como el diabólico
fenómeno se repetía, los habitantes de la región acudieron afligidos con Fray
Jacobo Daciano para referirle tan terrible mal. El bendito padre los escuchó
con paciencia y les dijo que sólo había una manera de echar fuera al diablo de
aquella alberca, y ése era la de bautizarla. Conformes con ello, se preparó
todo para la ceremonia.
Era el 15 de
octubre de 1550. El sol iluminaba espléndida la mañana. Fray Jacobo ascendió la
cuesta y se paró en lo alto del cerro, dominando con su vista aquel hermosísimo
paisaje: la redonda alberca tranquila albergaba aquellas verdes aguas que
parecían dormir; suave se escuchaba el canto del viento, en aquel impresionante
silencio. El santo varón alzó en su mano la cruz, símbolo de su religión, y
comenzó la ceremonia del bautismo de la alberca, presenciada por una multitud.
Todo transcurría
en paz, más cuando Fray Jacobo rocío con el agua bendita aquellas verdes aguas,
se levantó con toda furia un gigantesco remolino y un viento muy fuerte. El
estruendo fue espantoso, y el diablo que allí habitaba salió huyendo,
enojadísimo. El padre Daciano continuó tranquilo con la ceremonia... "Yo
te bautizo con el nombre de Santa Teresa”. Y desde aquel día, el 15 de octubre,
fue costumbre celebrar la fiesta de Santa Teresa, en aquel hermoso paseo.
Sin embargo el
diablo -se dice- no quedó muy contento con que lo hubieran arrojado de aquella
mansión y de vez en cuando regresa por allí con intención de quedarse, y al
impedírselo el bautizo, mueve el agua y cobra alguna víctima; que por cierto
han sido siempre mujeres las que ahí se han ahogado.
Por cierto, las
personas han dado en decir que la Laguna de Zacapu es hembra porque en ella se
ahogan "puros hombres", y que el laguito de los Espinos es macho
porque allí se ahogan “solo mujeres”.
Desde la
antigüedad se le ha conocido como “Hapunda Avándaro”, laguna celestial, o
también como “Tzitziqui Hoscua”, flor y estrella. Admirarla desde lo alto del
cono volcánico en un encanto, porque es un lugar de ensueño, que encanta por su
hermosura y su silencio majestuoso. Quien la conoce ya jamás la olvidara.
Sin embargo te
recomiendo que no te confíes, porque sus aguas atraen; es un cono volcánico y
nadie ha llegado a ver su fondo.
Interesante entrada Mile, que seria si no existieran esas leyendas que caracterizan a cada lugar, esta en especial me llamo mucha la atención, ya que aparte de ver el lugar tan bello, nos da un entorno de misterio.
ResponderEliminarRecuerdo este tema en la clase del Doctor Gabriel, en el verano donde profundizamos más acerca de este espacio de Zacapu. donde guarda mucha historia, es bueno conocer nuestros espacios turísticos, es un mágico lugar donde me consta que hasta gringos van a visitar este espacio. Felicidades mi mile!!!!
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