viernes, 11 de octubre de 2013

Páginas de Historia, Un monasterio Olvidado

La encarnación de Ciudad Real
Hoy San Cristóbal de Las Casas

Recientemente se celebro en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, estado de Chiapas la reunión de la sociedad mexicana de historia eclesiastica a.c. Presidida por el Pbro. José Gerardo Herrera Alcalá. El obejtivo de dicha reunión consitio  en la visita al archivo de diosesis, uno de los más ricos del Estado, y la programación de las actividades de este segundo semestre.
Ingresar a los archivos de la catedral es asombroso. Se hospedan en un amplio salón, oscuro, anexo al templo. Para legar se debe ascender por una escalera despintada de piedra caliza, antigua, que encamina a un cancel de barrotes grises de hierro forjado. Por ahí se ingresa a la Sala Capitular, donde se ostentan las pinturas de los obispos de la diosesis desde el siglo XVI hasta nuestros días y donde Fray Bartolomé de las Casas ocupa un lugar destacado.


En uno de los legajos más voluminosos que se resguardan en el archivo se encuentra la historia del único convento de monjas que se fundó durante el periodo virreinal en San Cristóbal. La documentación se extiende desde 1610, año de fundación, hasta 1864, año en que fue clausurado por las disposiciones de las leyes de reforma.
El convento de monjas concepcionistas de la antigua ciudad real de Chiapas, llevó el nombre de Nuestra Señora de la Encarnación y fundado por monjas provenientes de la ciudad de Guatemala ya que Chiapas formaba parte de la capinia general de dicha entidad.
Las preguntas que nos asaltan sobre el tema son: ¿Porqué se fundó un convento de religiosas en una ciudad tan lejana de la capital de la Nueva España? ¿Había la economía suficiente para que la sociedad de dicha ciudad mantuviera a sus monjas enclaustradas? ¿Porqué vinieron las fundadoras de Guatemala habiendo tantos conventos en otros obispados de la Nueva España?. Ciudad real, hoy San Cristóbal de las Casas, fue el centro económico de Chiapas.


La población fue creciendo con su población mestiza,y entonces para canalizar a esta parte de la sociedad las mismas autoridades locales, tanto eclesiásticas como civiles, veían la necesidad de fundar un convento para dar cabida a las mujeres con vocación a la vida religiosa. La lejanía de Ciudad Real pedía un convento propio el fundamento con que las autoridades justificaban su petición al rey de España para dar cabida a un convento de monjas consistía en amparar mujeres descendientes de conquistadores que se habían empobrecido. A fines del siglo XVI se registran en Ciudad Real 236 mujeres nobles, hijas de descubridores y pobladores pobres " Y que por serlo y conservar su virtud en recogimiento deseaban fundar monasterio de monjas y que por hacer merced a aquellos primeros descubridores y pobladores y que por este medio recojan sus hijas para que la falta de hacienda no se ocasión de peligrar su honras". Es decir, no todos los blancos habían obtenido riquezas.
Es claro, por otro lado, que había que abrir un espacio para esas mujeres que de otra manera no hubieran canalizado sus vocaciones a la vida religiosa. Pero también es claro que la pujanza económica de Ciudad Real era lo suficientemente fuerte para mantener a sus monjas en el convento. A mayor importancia de una ciudad, mayor número de monasterios masculinos y femeninos.
En cuanto a la necesidad de traer monjas fundadoras de otro convento, dada la lejanía de ciudad real, la urbe más importante y cercana era Guatemala. Fue así como después de un viaje de aventuras y peligros, monjas provenientes de dicha ciudad de la orden de la concepción fundaron el nuevo convento dedicado a la encarnación. Las monjas viajaron en estricta clausura, cubiertas de sus hábitos en literas cargadas por mulas y burros. Poco a poco fue creciendo la población de monjas con todo lo que conlleva el crecimiento: esclavas, criadas, la construcción de celdas para cada una de las monjas, las cuales variaban en tamaño y decoro de acuerdo a la riqueza de cada una de ellas.

Vale la pena recordar estas historias para darle el valor que le corresponde a la sociedad de su tiempo y admirar con gusto y orgullo las herencias arquitectónicas de tan bello espacio dedicado a la contemplación por parte de las monjas chiapanecas. Pero el legajo es extenso y de seguro tendrá más historias por contar.        

1 comentario:

  1. Deberíamos de conocer estos pueblos que tienen tanta cultura, alguna vez me comentaron que el viajar ilustra, pues que mejor gusto por el conocimiento que viajar y conocer historias como las que nos presentas en esta entrada.

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