La educación en Grecia
La educación en la Atenas clásica entre los siglos 6to y 4to A.C.
La antigüedad
(fragmento)
Egle Becchi
En
Atenas, del siglo VI al siglo IV a.C; la condición del niño era muy diferente.
Nuestros conocimientos no van más allá de los niños de estratos superiores de la sociedad
ateniense, en las cuales existe la plenitud
de los derechos cívicos y los medios para asegurar buenas condiciones de
vida a las mujeres, evitar el aborto, el abandono y la mortalidad infantil;
donde se encuentran con los medios para pagar al maestro de escuela y fomentar
en los jóvenes conciencia a una vida de responsabilidades políticas y al mismo
tiempo de ocio, conforme a esos siglos
de oro de la civilización ateniense.
En
lo relativo a los niños de las clases inferiores, de quienes cabe pensar que
pronto los ponían a trabajar. En cuanto a los niños de condición servil,
existen escenas en algunas vasijas que no lo muestran consagrados al cuidado
del hogar o al servicio de los atletas.
La
vida del niño ateniense cabe mencionar
que es muy diferente a la del joven
espartano, la primera infancia se
desenvuelve de la misma manera, en la casa, habitada por grandes y pequeños,
por hombres libres y esclavos; una vez que el padre de familia ha aceptado al
niño y que lo ha acogido la fraternidad, ahora corresponde a la madre el
cuidado de éste, la madre lo cría hasta
los 2 ó 3 años de edad. Lo mima, juega con él y le promete un destino glorioso.
En
esta responsabilidad que tiene la madre sobre el niño, la mamá recibe la
asistencia del padre, pero más aun de la nodriza y de un ama de más edad. A
este personaje le incumbe no solo velar por la buena salud de los niños de la
casa sino también ocuparse de sus juegos
y darles una cultura en donde el menú cotidiano parece ser las fábulas, las historias de miedo y los
mismos.
El
niño va a la escuela hasta que tiene la edad de 7 años pero las niñas son
educadas en la casa. Esta infancia es rica en actividades lúdicas y en juguetes que pueden ser animales, pequeños
objetos, reproducciones en miniatura. Esos juguetes servían para ayudar a los
niños a saber cuales eran sus determinados papeles de acuerdo a su sexo.
Una
vez cumplida la edad de los 7 años pasan del hogar a la escuela. En Atenas la
escuela ya existía desde el siglo V, financiada por las familias y por lo tanto
solo tenían derecho de asistir los niños de las clases acomodadas, en la
escuela se practicaba la gimnasia, se aprendía a tocar un instrumento, a cantar
y bailar, se daban nociones de gramática, lectura y después escritura con el
didaskalos.
En
Atenas no existía al parecer una sociedad
infantil organizada en grupos
sólidos de niños de la misma
edad. Los niños se agruparon de una manera informal. En su casa o en la escuela
su conducta esta vigilada muy cerca. Los niños no tenían que abrir la boca,
procuraban no exhibir sus partes
íntimas en la clase de gimnasia,
permanecían callados en las comidas con los adultos, etc. Si hacían todo lo
contrario su castigo era recibir una buena paliza.
Tanto
en Atenas como en Esparta el niño crece
bajo la inculcación de las virtudes ejemplares, pero en Atenas la pedagogía
dice que espera se espera del proceso de formación.
Entre
la casa y la escuela existen otros momentos de la vida colectiva donde los niños
se pueden reunir. La vida de la polis ateniense va al ritmo de fiestas que
permiten a la colectividad ciudadana confirmar su carácter coral por los
sacrificios religiosos, el teatro y las procesiones. Durante los días festivos
se abre el oikos y se permite a sus habitantes intercambios menos vinculados a
las funciones que les impone la tradición, hombres y mujeres, pequeños y grandes se mezclan en la fiesta, en estas
actividades es donde aprenden a socializar mas con las personas. Desde las
panateneas hasta las grandes panateneas
suceden competencias deportivas, sacrificios, espectáculos con miras a
despertar la atención y promover la participación.
Únicamente
en la celebración de estos ritos y
durante dichas fiestas, la figura de la niña que suele ser rara y sin relieve
aparece con nitidez. La asamblea elegía, entre las familias de noble cuna, a
cuatro niñas de siete a once años para ponerlas al servicio en Atenas, dos de
ellas participaban en la confección del péplos que se le ofrecería a la diosa durante
las panateneas y las otras dos residían cerca del templo de Atenas Poliade
hasta la fecha de las arréforas. Otras niñas de 10 años, las alétrides, estaban
encargadas de moler el grano para
Atenea, otras mas jóvenes se reunían en el templo de Artemisa, vestidas
con una estola amarilla, que abandonarían mas tarde, participaban en ritos en
honor a esta diosa que también era la protectora de los niños. Estas niñas
representaban una de las raras imágenes de la vida de las niñas en la Atenas de
la época clásica.
Desde
los primeros tiempos aparece una preocupación
teórica mas explicita por la infancia, mostrada también en los hechos,
que nos restituye mejor que antes no solo la individualidad del infante sino su
naturaleza física. La salud infantil es objeto de una atención superior y es precisamente
en esta época cuando nace una pediatría que se desarrollará después, con el
paso de los siglos, en el mundo grecorromano.
El
séptimo sigue siendo el año en que dejan la casa, lugar de una crianza, por la
escuela, lugar de la paidea, pero la primera infancia, en manos de mujeres, es
igual de rica en experiencias formadoras, es la época del aprendizaje del lenguaje,
las funciones sexuales, las buenas maneras y las funciones de la vida adulta a
través de la espontaneidad del juego.
A
partir de los siete años, la escuela se convierte en el lugar por excelencia de
la edad pre adulta, es donde se afirma la importancia de una vasta gama de
edades, en la cual los poderes públicos ponen todas sus esperanzas y a la que,
según el precepto de Aristóteles, tomarla en cuenta es un deber cívico.
La
escuela no esta a cargo del poder público. Además de los generosos bienhechores que financian, por medio de donaciones,
escuelas similares a nuestros establecimientos primarios, es la familia, y por
tanto la familia de situación holgada, la que paga a los maestros, pedotribio
maestro de cítara encargado también de ensayar los coros de los niños de ambos
sexos que cantaban en las fiestas públicas. Las fuentes con que contamos nos
develan cada vez más escolarizados, que socializa con sus compañeros. En muchos
rasgos este alumno es el precursor del alumno moderno: es turbulento, ardiente
en el juego, olvida fácilmente su equipo escolar y con frecuencia desobedece a
sus padres y maestro.
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