martes, 4 de marzo de 2014

SUPREMA JUNTA NACIONAL AMERICANA

16 de marzo de 1811, en Saltillo, Coahuila, antes de partir hacia Estados Unidos, Allende, quien había tomado las riendas del Ejército Insurgente, designó a Ignacio López Rayón comandante del cuerpo de 3,500 soldados que era el remanente del ejército original. López Rayón y su tropa se dirigieron a Zitácuaro, en Michoacán. Con muchas penurias, ya que todas las ciudades que habían capturado los insurgentes ya habían sido recapturadas por el Ejército Real, logró su objetivo, y el 19 de agosto de 1911 convocó a la formación de una Suprema Junta Nacional Americana cuyos objetivos eran: gobernar en nombre de Fernando VII, organizar los ejércitos y procurar liberar a la patria de la opresión. La Junta no reconocía la estructura virreinal novohispana por considerarla ilegítima. Una vez seleccionados los integrantes de la Junta: López Rayón, presidente; José María Liceaga, 2do vocal; José Sixto Verduzco, 3er vocal y José María Morelos, 4to vocal, López Rayón emitió un manifiesto dirigido al virrey en marzo de 1812. En él, se protestaba contra la costumbre de fusilar prisioneros; convocaba a los soldados criollos en las filas del Ejército Realista a abandonar la causa de los europeos para unirse a sus compatriotas, y proponía un arreglo para terminar el conflicto. Establecía la igualdad de derechos entre el español americano y el español europeo; proponía el establecimiento de Cortes como en España, mientras el monarca continuara recluido en prisión; prometía que continuarían pagando los antiguos sueldos; que las personas y las propiedades serían respetadas; que los europeos tendrían las mismas prerrogativas que los criollos, y se comprometía a reconocer a Fernando VII como rey de México si éste establecía su residencia en territorio continental, ofrecía además, ayudar a la península en su lucha contra los franceses con efectivos y dinero.
El virrey Venegas no se dignó siquiera a considerar las propuestas. Le ordenó al verdugo que las incinerara, como se hacía con los herejes.
Al fracasar su intento de reconciliación, López Rayón inició una serie de campañas militares en contra del Ejército Realista. Desgraciadamente no tuvo los resultados esperados y no pudo contener los embates del general Calleja quien logró expulsar a la Junta de la ciudad de Zitácuaro los primeros días de 1813. Al huir, los integrantes de la Junta se dispersaron, llevándose consigo una fracción del ejército para parapetarse en diferentes regiones del territorio. José Sixto Verduzco se atrincheró en Michoacán, José María Liceaga se movilizó a Guanajuato y José María Morelos continuó su resistencia en la región de la Tierra Caliente.
Con la dispersión de la Junta, se dio un rompimiento en la cadena de mando. Al ver mermada la influencia de Rayón, tanto Liceaga como Verduzco se autoproclamaron líderes del organismo, lo que propició la desaparición de ese órgano de gobierno a mediados de 1813.


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