MÉXICO......Malestar de millones para el negocio de unos cuantos

Peña Nieto y Videgaray. Foto: labamba.com.mx

El Plan perverso Peña Nieto-Videgaray promueve reformas perjudiciales para el pueblo de México con la única intención de entregar su petróleo a las empresas transnacionales.

Ninguna de las reformas que promueve el actual presidente de México Enrique Peña Nieto son benéficas para dicho país, por el contrario demuestran un claro repudio social, ya sea porque se alinean a la agenda de Washington o bien, simplemente porque su intención no es otra que la de contribuir a tapar el boquete presupuestal que supone la privatización no tan disfrazada de la industria petrolera mexicana.

Los ingresos que aporta la todavía pública Petróleos Mexicanos (PEMEX) representan el 38% del presupuesto que ejecuta dicha nación, lo cual dificulta la operación que pretende realizar la cúpula política mexicana en términos de finanzas públicas; es por ello que las reformas legislativas pretenden reducir el gasto público en educación y salud principalmente, a la vez que aumentan la carga fiscal para las empresas cautivas. Las reformas propuestas se contraponen además al espíritu de al menos 3 de los artículos constitucionales más emblemáticos que presumía México.

Porque las reformas legislativas analizadas de manera individual no dicen mucho y se complica apreciar su verdadera intención, algo que no sucede si se observan en conjunto y en virtud de que complementan una estrategia perversa, un simple juego de sumas y restas que permita entregar a PEMEX: un malestar de millones para el negocio de unos cuantos.

Los mejores argumentos que encuentran para la defensa de sus reformas legislativas son los spots televisivos y no una agenda que permita el debate, es por ello que encuentran en la mentira y la desinformación sus mejores aliados. La propuesta de Reforma Energética que impulsa el Revolucionario Institucional (PRI) –partido en el poder- es un Caballo de Troya hecho de cartón: no está diseñada para brindar mayor competitividad ni mucho menos para impulsar alternativas que sustituyan al hidrocarburo.