viernes, 25 de octubre de 2013


REFORMA ENERGÉTICA:  LA PRIVATIZACIÓN SIMULADA DE PEMEX

Petróleos Mexicanos es la segunda empresa más importante de Latinoamérica y se encuentra entre las seis petroleras más rentables del mundo. Es la primera empresa petrolera en margen antes de impuestos, la primera en margen de operación y la segunda en margen bruto. Los costos de producción de PEMEX en 2012 se ubicaron en alrededor de 6.12 dólares por barril, por debajo de lo que invierten empresas como Total (6.57 dólares), Statoil (7.19), Exxon (9.45), Conoco (9.70), British Petroleum (10.08), Eni (10.86), Shell (11.0), Petrobras (12.89) y Chevron (13.98 dólares por barril). Los costos de exploración y desarrollo se ubicaron en 16.13 dólares por barril, contra los 18.71 dólares de la italiana Eni, la privada estadunidense Chevron (21.47) y la estatal noruega Statoil, con 27.99 dólares por barril. Es por ello que la estrategia actual de atacarla resulta complicada, dado que es rentable, muy rentable. Ni siquiera la maniobra de reducir a partir de 2005 la producción de 3.4 a 2.5 millones de barriles diarios ha funcionado.

El abandono de la inversión en PEMEX por la política más predadora del mundo -la paraestatal paga el 67.4% de sus ventas totales en impuestos-, un sindicato que sobreemplea mano de obra que encima no labora así como los altos índices de corrupción, son los grandes problemas de la paraestatal que por cierto, la Reforma Energética no toca.
Durante las últimas 4 décadas no se le permitió a PEMEX invertir en la construcción de alguna refinería, lo que provoca altos costos por la importación de productos ya procesados. Una buena política pública aprovecharía la sobre oferta de refinerías en el orbe que adquiridas a precio de remate, resultarían en una buena inversión incluso si no se pretende edificar más en territorio mexicano derivado del horizonte de extracción proyectado.
Es cierto que a pesar de tener convenios en investigación con gigantes como Shell, PEMEX no cuenta con tecnología de punta para explorar aguas profundas y aquella que puede adquirir va una generación atrás. Sin embargo, las características de las aguas profundas mexicanas suponen retos mucho menores al de otros lugares en regiones inhóspitas del mundo, razón por la cual la tecnología que se puede adquirir en el mercado actualmente, es suficiente para llevar a cabo tal empresa.
Así, no hay necesidad de que el gobierno mexicano celebre contratos que les sean perjudiciales –las petroleras se quedan desde 60 hasta 98 por cada 100 barriles extraídos- ni de hacer compromisos a la espalda de los ciudadanos. Peña Nieto en todo momento ha aprovechado los foros donde participa para manifestar la necesidad de abrir a PEMEX a la inversión privada como si de subastar la paraestatal se tratara, sin atender, que son las petroleras privadas las que van perdiendo terreno frente a las públicas a escala mundial.

Las empresas privadas tampoco son un sinónimo de productividad. Tomado de lemonde.fr
El consumo interno también queda perfectamente cubierto con 1.5 de los 2.5 millones de barriles diarios que actualmente se producen; la meta de aumentar otro millón más esta producción se debe a las presiones de Washington por cubrir su demanda petrolera, la cual alcanza los 20 millones de barriles. Los Estados Unidos harán lo que sea para satisfacer su demanda energética y esta cada vez es más voraz. Bajo las proyecciones más optimistas –porque las reservas son calculadas conforme el consumo de ahora y no de acuerdo al crecimiento de demanda exponencial- el petróleo comenzará a escasear en no más de 40 años a escala mundial y en menos de 10 para México al haber llegado a su horizonte petrolero, aunque precisamente el chantaje consiste en destacar que la explotación de yacimientos en aguas profundas lo llevaría a conservar su ritmo otras tres décadas más y es para ello que tendría que abrirse a la inversión privada.


El pico de extracción ha llegado según diversas fuentes. Tomado de crudeoilpeak.info
Afectaciones en las Finanzas
Si bien es posible que mediante la estrategia que ha venido implementando el gobierno de Peña Nieto sean capaces de resolver el tema de la percepción mediante la manipulación de las masas y la desinformación, el rubro de las Finanzas es mucho más delicado dada la alta dependencia del gasto público respecto la renta petrolera.
Adelgazar la nómina de la burocracia gubernamental centralizada es una opción, toda vez que 76 centavos por cada dólar erogado va al gasto corriente y de este, 58 por es destinado a salarios y pensiones. Son más de 24 mil los mandos medios y altos que perciben sueldos exorbitantes -muy distintos al de los restantes 600 mil trabajadores- además de persistir la duplicidad de funciones y muchos otros vicios más. Sin embargo, lo más seguro es que no sean tocados por ser estos los operadores del voto ciudadano, ese gasto necesario para preservarse en el poder.
Por rubros, se destina a Educación un 21% del gasto público total, seguido de Salud con un 11%. Así, tres por cada 10 pesos son destinados a estos rubros y esa es la razón de que las reformas vayan enfocadas a adelgazar dicho gasto, que a diferencia de otros rubros sociales, no les permite coaccionar el voto.

Una privatización de PEMEX que suponga en los años venideros una disminución de los ingresos que actualmente aporta por la mitad, dejaría un boquete fiscal del 19% donde las reducciones en educación y salud compensarían dos terceras partes del faltante y el aumento en otros ingresos así como ahorros, la cantidad restante.

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